Mirar hacia atrás implica viajar, al menos 16 años, hasta pararse en la puerta de la iglesia que los vio dar el sí y convertirse en marido y mujer. Poco más de una década y media en la que Mónica Ayos y Diego Olivera se consolidaron como familia, fueron padres de Victoria y acompañaron, ella como mamá y él como un segundo papá, el crecimiento de Federico, hijo de la actriz en una anterior relación.
El camino laboral los alejó de Argentina, y si bien en un comienzo, quien se había instalado en México para protagonizar varias telenovelas fue Diego, el éxito del galan argentino fue tal, que Mónica armó sus maletas y acompañó a su marido y hoy, también conquistó el mercado latino de telenovelas en México y Miami.