LUCAS ORDÓÑEZ. CON EL DIBUJO EN LA SANGRE

- ¿Por qué decidiste dedicarte al dibujo?

- Dibujar es algo que llevé adentro desde muy chico. Crecí en el hogar de un dibujante. Me fascinaba verlo dibujar. Además es muy fácil para un chico crear, imaginar, expresarse sin filtros. Naturalmente son los artistas más auténticos. Siempre supe que era lo que quería como medio de vida. Gracias a Dios me toca vivir de lo que amo.


- ¿Cuánto influyó tu papá?

- Recuerdo con mucha alegría y nostalgia una infancia maravillosa en la que mi viejo trabajaba en casa. Lo tenía ahí, disfrutando lo que hacía, en su mesa de dibujo, dibujando futbolistas, prestándome sus acuarelas profesionales sin ningún problema. Era un ambiente fabuloso. Fui muy feliz. Eso es lo que me transmitió sin darse cuenta.


- ¿A qué celebridad te gustaría dibujar en vivo como hacía tu papá?

- Sin lugar a dudas, a Lionel Messi. Es admiración total la que siento por él. Y eso que no soy futbolero. Pero como soñar no cuesta nada te puedo arrimar un Paul McCartney. A Joaquín Sabina…

- ¿Cuál fue el trabajo que más te gustó?

- Recuerdo una caricatura que hice de Charly García en una hoja de cuaderno para un compañero de la Facultad. Me gustó cómo había quedado. Era simple. Pero tenía ese no sé qué. Me dio pudor pedírsela una vez que la había terminado. Me la quería quedar. Pero no. Se fue. Son esos días que te salen las cosas naturalmente. Otros no tanto. Otra que me gustó cómo quedó es la que hice de Mick Jagger.

- ¿Cuál fue el famoso que más te costó caricaturizar?

- Se me complicó hacer a Mr. Bean. Al tener tanto para deforma cuesta. Porque tienen todo grande. Boca grande, ojos grandes, nariz grande y uno no sabe que exagerar o por dónde empezar. También se me complica cuando dibujo a Harrison Ford. Y de las mujeres a Scarlett Johansson.