No hay dudas de que edad es la que uno tiene, pero el llevarlos es pura y exclusivamente mérito del cada ser humano... siempre y cuando la salud lo permita. Norman Briski escribió su historia de puño y letra siempre... con sus códigos, su sentir y su convicción.
Así, este santafesino de infancia feliz, hijo de padres comunistas eslavos, creció disfrutando cada etapa, como aquellos tiempos en que junto a su hermano y su padre viajaban en tranvía a pescar con una caña casera y un anzuelo hecho de alfiler.
Esa infancia lo acompañó a la hora de pensar en sus mellizas, Sibelina y Galatea, fruto de su amor con Eliana Wassermann, su mujer. "Un bebé en los brazos es pura potencia, aseguró Norman Briski en una entrevista con Alejandra Rubio para "Intimamente" por Radio Rivadavia, no hay en el universo como la potencia de un bebé. Es conmovedor. Con un bebé todo está por ser".
Así se le llena el corazón al hablar de sus pequeñas, que el próximo 25 de agosto cumplirán años, aunque Norman también es papá de Gastón, fruto de su relación con Nacha Guevara y de Olinda y Catalina... Pero las gemelas llegaron a sus vidas cuando el actor ya había cumplido 77 años... y le cambiaron la vida. "Me dieron juventud. No podía decirles no te puedo alzar... y eso me dio disciplina. Cuando estoy con ellas me olvido la edad y me tiro al piso. Me cuesta un poco levantarme, así que a veces lo pienso dos veces, pero ellas me incentivan. Piden upa, caballito, oso pardo y miles de cosas más. Cuando eran más chiquitas les cambie los panales, ahora les hago el desayuno, les canto... En definitiva, el teatro es un juego infantil. Las amo profundamente. Soy un padre muy presente en sus vidas y superé los prejuicios de la edad".