Sórdido enfrentamiento de dueños e inquilinos estalló en un edificio de alta gama inmobiliaria en Puerto Madero, en el que conviven notorios políticos, promocionados sindicalistas, bellas modelos y poderosos empresarios que hoy se encuentran en pie de guerra y hasta han llegado a hechos de violencia explícita. Hablamos del lugar en el que se tomaron las primeras fotografías de Facundo Moyano y Nicole Neumann en un ascensor revelador.
Oscuros y sospechosos manejos promovidos por el Consejo que administra el edificio ubicado sobre la avenida Juana Manso han llevado a un conflicto feroz entre la mayoría de los ocupan las lujosas unidades inmobiliarias y el Consejo rector que recauda, paga y cobra el funcionamiento de las propiedades del espacio, en movimientos que se investigan con ánimo de acciones irregulares.
La sangre llegó al río cuando el empresario y banquero de dinero virtual Luciano Garbellano, reunió a 58 titulares de departamentos para asentar una denuncia por múltiples estafas y fraudes que habría perpetrado el cuestionado Consejo, que está integrado por dudosos personajes que en algunos casos estuvieron detenidos en causas penales o formando parte de sonados casos policiales.
Según la denuncia presentada por el doctor Andrés Rabinovich, en representación de Garbellano y otros habitantes del edificio de Puerto Madero, la carátula reclama puntualmente “estafa y asociación ilícita”.
Los denunciados como integrantes del Consejo Administrativo son Cristian Wierszylo, el ex valijero argentino del venezolano Antonini Wilson, Fernando Zingoni, una testaferro de Cristóbal López que supo estar detenida. Jorgelina Tear, Roque Lacquaniti que estuviera preso por defraudación a Lotería Nacional, Carmen Piscitelli que estuvo vinculada en causa de bingos clandestinos y Federeico Alvarez Roldán y el vapuleado intendente Claudio Zon. ¡Estos son los integrantes del Consejo que administra y manipula uno de los consorcio más recaudadores de la Ciudad de Buenos Aires, en el edificio más oneroso de Puerto Maderos.
Ellos son denunciados por dudosos actos administrativos en el consorcio, por poseer varias unidades en el edificio cuando no se puede tener tantos departamentos que se arrendar de manera diaria –otro hecho prohibido por el reglamento edilici- para evitar episodios de prostitución y alojamiento de lavadores de dinero y narcotraficantes que se establecen por acuerdos cortos para luego desaparecer dejando tendales de problemas.
Hoy las reuniones de consorcio de la lujosa construcción se realizan afuera del edificio, alquilando salones en hoteles externos que deben pagar los habitantes de la propiedad de manera inconsulta, para evitar encuentros tumultuosos, violentos y plagados de insultos. Un escándalo que ha comenzado a trascender y que seguramente traerá serias consecuencias.
Luis Ventura
Director
